Por uma AGRICULTURA CAMPESINA, estatal, COOPERATIVA, da VIDA

Julio García Camarero
El 3 de abril de este año 2019 fue publicado en el diario un artículo redactado por César  Fernández-Quintanilla y Fernando Valladares cuyo titulo era: “La agricultura en el siglo XXI: ¿verdugo, víctima o nodriza?” (https://www.eldiario.es/cienciacritica/agricultura-XXI-verdugo-victima-nodriza_6_884071603.html). En él se mezclan verdades con mentiras y despropósitos, y todo p ese a que es publicado por un diario “progre”.   

En él aparecen una serie de cuestiones verdaderas como que:

– El agua dulce potable está disminuyendo. Y tal como señala el artículo lo hace a marchas forzadas, por varias causas:

El calentamiento global del Cambio Climático (C.C.) derrite los casquetes polares (que son la máxima reserva planetaria de agua dulce). Pero no dice que encima los crecentistas se alegran porque así crecerá la economía como consecuencia del aumento del tráfico marítimo ártico y de las posibilidades del turismo playero.

La agricultura a principios del siglo XXI consumía el 70% del consumo mundial. Aunque no indica que principalmente se debe al establecimiento de regadíos por parte de las macro-corporaciones de la agricultura industrial, o tecnologías punteras como los hidropónicos, cultivos fuera de temporada, etc.

– También es cierto que la calidad del agua dulce está bajando como consecuencia de los vertidos industriales, insumos químicos (fertilizantes y pesticidas derivados del petróleo) que resultan indispensables desde la nefasta revolución verde.

– También es verdad que llegaremos a superar lo 10.000 millones de habitantes antes del año 2050. Aunque tampoco dice que el capitalismo crecentista ya esta practicando la necro-política para reducir este aumento. Véase la multiplicación, “en metástasis” de las guerras y el profundo aumento de la brecha social que está aumentando la hambruna en el sur, aunque a nivel global haya mejorado levemente el problema del hambre.  

Pero también aparecen una serie de cuestiones completamente mentirosas, como que:

– “En los últimos 20 años la desnutrición y la pobreza extrema en el mundo se han reducido un 50%.”

Esto se desmiente a partir los datos aportados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en su informe: El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2015, publicado en 2017 (https://www.lavanguardia.com/vangdata/20150601/54431529291/informe-grafico-el-hambre-en-el-mundo.html).

Nos dice textualmente: “En cifras relativas, el porcentaje de personas subalimentadas en el mundo se sitúa actualmente en el 10,9%, frente al 18,6% del periodo 1990-92. Por tanto, la reducción porcentual ha sido de casi 8%”. Desde 1992 a 2016, es decir en 25 años recientes y un modesto 8% de disminución no es lo mismo que el pomposo 50% dado por César Fernández-Quintanilla y Fernando Valladares, más aún si tenemos en cuenta que en el Tercer Mundo en realidad está aumentando el problema.

El informe de la FAO recomienda: “El aumento de la productividad y los ingresos de los pequeños agricultores familiares son fundamentales para lograr progresos”… Los pequeños agricultores no son, precisamente, mejora en la productividad de los insumos utilizados, ni las potentes herramientas: la biotecnología, las nuevas tecnologías digitales geoespaciales o los cultivos modificados genéticamente (“transgénicos”).

Pero es más, la infancia mundial sufre su peor situación en los últimos 30 años. Unicef alerta de que: “los niños son las víctimas más vulnerables de los conflictos armados, que proliferan más que nunca. La organización pone el foco en sus `cicatrices mentales´ y el `efecto devastador´ que tienen en su futuro como adultos. La infancia sufre la mayor amenaza para su desarrollo en los últimos 30 años, los mismos que han transcurrido desde que se firmara la Convención sobre los Derechos del Niño. Henrietta H. Fore, Directora ejecutiva de Unicef, dice: “Las cifras hablan de que el programa de Naciones Unidas para la infancia logró que 2,6 millones de niños recibieran tratamiento contra la malnutrición aguda que sufrían. El balance global, sin embargo, habla de que aún han quedado un 41% de casos por atender”.  

Por ultimo aparecen algunos curiosos despropósitos

– Lo de la superación de la pobreza gracias al crecimiento y la innovación tecnológica tampoco es cierto. Existen pronósticos economicistas y gráficas de crecimiento que falsean la realidad porque tienen una falsa definición de lo que es pobreza. La fuerzan para engañar y decir que hay superación de la pobreza en donde en realidad hay aumento de la pobreza y de las brechas sociales. Por ejemplo, aún es muy frecuente identificar el crecimiento de PIB con la creación de la riqueza y superación de la pobreza, pero no se tiene en cuenta en absoluto la distribución del PIB en cada país. Sí es cierto que se crea crecimiento de riqueza con el aumento del PIB, pero sólo para una oligarquía y siempre a costa de aumentar la pobreza de la mayoría. O dicho de otra forma, a costa de aumentar constantemente la brecha social. No solo eso, a costa de sobrepasar los límites del crecimiento.

– No es cierto que la biotecnología, las nuevas tecnologías digitales geoespaciales o los cultivos modificados genéticamente (transgénicos), vayan a mejorar la vida del Tercer Mundo. El Tercer Mundo, con estas tecnologías en marcha, será aún mas Tercer Mundo y más pobre y estas tecnologías no harán crecer la lucha contra el hambre. Lo que sí harán crecer es la acumulación de riqueza cada vez en menos manos, las de las grandes corporaciones de la alimentación centralista y globalizada que necesita distribuir sus productos punteros a miles y miles de kilómetros, a la vez que se profundiza en la brecha social, y de sobrepasar los límites en cuanto a generación de cambio climático, la sexta gran extinción, acumulación masiva de desechos que están poniendo en riesgo a toda la biosfera e incluso amenazando la vida en la Tierra.

– Y no es verdad que a base de “empleo de máquinas inteligentes, robots y análisis masivo de datos (big data) se vaya a conseguir una reducción en el número de trabajadores agrarios y a combatir el hambre en el mundo”. El empleo masivo de agricultura química, de robots y mecanización puntera lo que logrará será aumentar el rendimiento y beneficio de las empresas, pero a costa de reducir drásticamente la calidad alimentaria y el empleo. Desempleo que “felizmente” (para los ecofascistas empresarios) reducirá los costos de las multinacionales a la vez que se inicia la tan deseada etapa de la necropolítica que permitirá el exterminio por pobreza desesperación y desnutrición de miles de millones de personas. ¿Qué es si no lo que ya están viviendo los que quieren saltar el muro de de Trump en el sur de EEUU o el Mediterráneo y los muros de la vergüenza de la U.E.?– También parece que los autores del artículo quieren inducir que la tecnología puntera, como tiene mucho de inmaterial, no causa daños ecológicos como pueden ser el cambio climático (CC) o el agotamiento de recursos. Pero no es cierto. Podemos poner como ejemplo de este tipo de tecnología el teléfono móvil: que hace fotos y no gasta carrete ni papel fotográfico, que produce música y no gasta la materia que si gasta el CDS o la que gastaban los antiguos casetes.

 Solo vemos este aspecto positivo, pero no otros que son negativos y que sí que pueden, lamentablemente, conducirnos a sobrepasar los limites del crecimiento, a agotar los recursos planetarios o a producir el CC

En efecto, debemos tener en cuenta que para producir un teléfono móvil es necesario extraer material no renovable con un peso 150 veces superior a su peso. Y no sólo eso, sino que buena parte de este peso está constituido por materias raras y escasas en el planeta Tierra, como por ejemplo el coltán. Y que miles de millones de personas están actualmente consumiendo móviles cuyos componentes y los propios móviles deben de trasladarse a miles y miles de kilómetros para que sea posible su uso hasta en los más recónditos rincones del planeta. A esto también habrá que añadir que estos aparatitos punteros tienen una vida de uso de solo unos pocos años y que se están reponiendo constantemente. Todo esto supone un grave impacto en el agotamiento de recursos y en la generación de CC como consecuencia de las combustiones debidas a su fabricación y su transporte.  

Y es que el proyecto de futuro humano no deben ser la necropolítica y la oligárquica tecnología puntera (como ya esta planteado y en marcha). Es decir, exterminar a miles de millones de personas justas (que sólo consumen justamente sus necesidades o menos de sus necesidades) para que algunos cientos de millones sigan consumiendo desorbitada y desmesuradamente muy por encima de sus pseudonecesidades.

Todo lo contrario, lo urgente es emprender una guerra sin cuartel contra las pseudonecesidades que nos están asesinando y amenazan la vida en la Tierra.  

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.