Se trata de una investigación que también se realizó en otros 11 países, siguiendo en todos los casos la metodología desenvuelta por el Observatorio de la Propiedad de los Medios(MOM, por sus siglas en inglés), un proyecto vinculado a la Unión Europea. El MOM-Brasil tiene por objetivo analizar los medios de comunicación de más audiencia —que potencialmente ejercen una mayor influencia en la opinión pública— y los grupos que los controlan. A partir de los resultados obtenidos, se generan indicadores sobre el pluralismo de ideas y la independencia de los medios de comunicación, incluyendo observaciones sobre la concentración de la audiencia y de la propiedad.
En el caso de Brasil, los resultados muestran, por ejemplo, que cuatro de los principales grupos de comunicación concentran una audiencia nacional exorbitante, que sobrepasa el 70% en el caso de la televisión en abierto, que aún es el medio de comunicación más consumido en el país.
El grado de concentración de los medios de comunicación brasileños es incluso peor que el de otros países en desarrollo, como Camboya, Mongolia, Ghana, Filipinas, Perú, Colombia, Túnez o Ucrania.
El estudio también puso en evidencia que, aparte del control que ejercen sobre la audiencia, los principales grupos de comunicación están presentes en diferentes formatos: radio, televisión, periódicos y portales de noticias. Es lo que se conoce con el nombre de propiedad cruza.
Otros negocios
Asimismo, según informa André Pasti, coordinador del estudio, los dueños de los medios de comunicación en Brasil también tienen intereses empresariales en otras actividades económicas distintas a las de la comunicación. De hecho, 21 de los 26 principales medios de comunicación del país tienen intereses en otros sectores económicos, como el financiero, el inmobiliario y en los agronegocios.
En este sentido, los miembros de la familia Marinho, que controlan el grupo Globo, son dueños de haciendas (latifundios) y de empresas de producción agrícola, un hecho que explica el patrocinio por parte de la TV Globo de campañas como “Agro é Pop” [1]. Asimismo, al margen de las haciendas, los dueños de la Globo tienen negocios en el mercado inmobiliario, en el sector de las finanzas y el comercial, lo que convierte a la familia Marinho en la dueña de la mayor fortuna del país, según la revista Forbes.
João Carlos Di Genio, considerado el “rey” del sector inmobiliario en São Paulo, también es dueño de la radio MIX FM, que a su vez, pertenece al Grupo Objetivo, del ramo de la educación, controlado por el mismo empresario.
El grupo Folha, que edita el principal periódico en papel del país, posee negocios en grupos de educación a distancia y es propietario del servicio de pago online Pagseguro.
El grupo Record es dueño del 49% del banco Renner y Silvio Santos, del SBT, es dueño del Baú da Felicidade, un servicio de ventas a plazos, y de TeleSena.
“Es necesario que la gente conozca los intereses que hay detrás de lo que está leyendo en él periódico o viendo en la televisión. Si la gente no sabe que está viendo una televisión cuyo propietario es un ruralista, tendrá dificultades para filtrar la información, o para valorar la posición contraria a la reforma agraria de la línea editorial, por ejemplo“, explica André Pasti.
Nota del traductor
[1] La televisión G1 tiene un canal pensado para el ‘agro’, en el marco de una campaña titulada “Agro é Tech, Agro é Pop, Agro é Tudo”, cuya campaña es explicada en un video por la propia compañía frente a sus numerosos detractores. Para ver la campaña de la Globo, acceder a este enlace (https://globoplay.globo.com/v/5343997/); para obtener una información más realista de la situación del ‘agro’ brasileño y de lo que esa campaña de la Globo oculta, se pueden consultar los artículos de Naiara Bittencourt y de Vinicius Alves.
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar la autoría, al traductor y Rebelión como fuente de la traducción.